Tunicia añora su primavera

El escaso cambio político en el país en el décimo aniversario de la revolución árabe

Las contradicciones sobreviven en el país socialmente más moderno de África. Túnez, la Tunicia entre Argelia y el territorio que un tiempo fue el estado de Libia, conmemora el décimo aniversario de la Primavera Árabe entre la represión de las manifestaciones de adolescentes y los cambios de Gobierno: nueve jefes de Gabinete se han sucedido en estos diez años. La última crisis ha tenido lugar a mediados de este reciente enero con el cambio de doce ministros, siendo la tercera modificación de Gobierno en unos doce meses, con cuatro ministros de Sanidad desde el comienzo de la pandemia.

En un país de once millones y medio de habitantes, con casi seis mil muertos a causa de la pandemia, con crisis gubernativa casi permanente y el persistente incumplimiento de las promesas de la llamada Primavera Árabe de hace ahora diez años, los dirigentes de los más importantes partidos siguen manifestando que no saben el porqué de las manifestaciones. En ellas participan jóvenes de entre 15 y 25 años, nivel de edad con más de un 35% de desempleo. Pero las reclamaciones son claras: “el pueblo quiere que caiga el régimen”, gritaban los jóvenes el sábado 30 mientras el Gobierno desplegaba el Ejército por las principales poblaciones del país.

Tras las concentraciones de protesta, con miles de participantes, la policía ha detenido a más de mil personas. Fuentes que analizan políticamente la situación inciden en el recuerdo de la humillación y la impotencia que se conoce como “hogra”, que inició las primeras protestas de 2011 y que hace unos días, el 14 de enero, se rememoró cuando fue apaleado por la policía un pastor que pasó con su rebaño de ovejas delante del edificio del Ayuntamiento de Siliana, al noroeste del país.

Los participantes en las manifestaciones, que se han extendido por todo el Estado, son jóvenes sin afiliación política o sindical, mayoritariamente sin formación, también estudiantes de liceos y grupos de ultras deportivos, que generalmente van en babuchas. Informaciones de la agencia France Press y de medios de locales recogen sus reivindicaciones que van en el sentido del abandono económico, la miseria en los barrios y contra la corrupción. El grito que se oye en las calles es “trabajo, libertad y dignidad”.

El país es socialmente quizá el más adelantado del continente africano. Desde su independencia de Francia en 1956, en Túnez las mujeres gozan de una libertad que aún hoy no existe en otros países árabes. Por la Ley Electoral en Túnez, las mujeres deben ocupar el 50% de las candidaturas de los partidos. Lo que no quiere decir que la condición femenina no sufra legalmente porque no están castigados los llamados crímenes de honor, tampoco la violación dentro del matrimonio es delito y la Constitución no persigue a los hombres que se casen con la mujer que han secuestrado ni el tráfico de mujeres para la explotación sexual.

Habib Bourguiba, primer presidente de Túnez, abolió la poligamia, estableció el derecho de las mujeres a divorciarse y a la educación. Al asumir el poder empujó a los padres a enviar a sus hijas al colegio, y llegó a calificar el velo islámico como “ese trapo sucio”. Pero en los 65 años transcurridos desde la independencia las cosas han cambiado poco o han ido a peor. La democracia ha retrocedido, los gobernantes se han fortalecido con un poder casi omnímodo y la corrupción ha alcanzado altas cotas. Desde los enfrentamientos del pasado 14 de enero son cerca de 1.500 los jóvenes detenidos. En los últimos meses más de 13.000 huyeron por mar hacia Italia, muchos otros lo hacen desde hace tiempo hacia otras zonas de Europa a través de Argelia –parece que varios cientos de tunecinos permanecen bloqueados en Melilla desde hace casi dos años– y el abandono escolar alcanza decenas de miles de estudiantes… Datos así revelan que el único país que vio triunfar la primavera de 2011 no ha avanzado ni en política democrática ni en política social. Un dicho popular señala que “si no hay evolución viene la revolución”. Y Tunicia añora su primavera.

Publicado en LA NUEVA ESPAÑA el sábado 6 de febrero de 2021

https://www.lne.es/opinion/2021/02/06/tunicia-anora-primavera-34145288.html

Aquella primavera que no floreció

El décimo aniversario de la fracasada revolución democrática árabe

“Las mariposas son flores que aprendieron a volar”, dicen poéticamente en Colombia. Las flores que nacieron al sur del Mediterráneo hace diez primaveras se marchitaron antes de emprender el vuelo. Y es que la “Primavera Árabe” no fructificó, fue pronto reprimida y hoy aún quedan algunas brasas de sus incendios, al menos en el extremo oriental: la guerra no se apaga en Siria.

La agonía de un vendedor ambulante tunecino, Mohamed Bouaziz, en diciembre de 2010, que se había inmolado en protesta porque la policía le había despojado de su mercancía y de su cartilla de ahorro, levantó una numerosa serie de manifestaciones que desde la capital Túnez se extendieron a las principales ciudades de las naciones árabes. Los miles de tunecinos que salían a las calles protestaban por las precarias condiciones a que estaba sometida la población y a la falta de democracia. El autoritario Zine el Abidine Ben Ali, que llevaba un cuarto de siglo en el poder, aguantó poco más de un mes y dimitió. La multiplicación de las protestas durante los meses siguientes llenó las plazas de todo el norte de África y oeste de Oriente Próximo. El año 2011 se inició con esa reacción popular que dio lugar a la llamada “Primavera Árabe”.

Desde Tunicia las reclamaciones se extendieron por Argelia, Libia, Egipto, Líbano, Siria y, en menor medida, al resto de la zona asiática y septentrional africana, incluidos Marruecos y Jordania. En algunos países las manifestaciones cobraron bastante virulencia, hicieron famosas algunas emblemáticas plazas, sacaron a la luz endémicos problemas como los abusos y violaciones sexuales a mujeres y acumularon un significativo número de muertes.

En Midan Tahrir (liberación, en lengua árabe), la plaza de la explosión de las protestas multitudinarias, se gestó el comienzo de la revolución que, viernes tras viernes, consiguió la destitución de Hosni Mubarak, tras tres décadas de represión. Pero la democracia duró poco en el país más poblado del mundo árabe. La maquinaria militar se hizo con el poder, hubo elecciones, nuevos golpes involutivos y la represión ha vuelto a la política de la fértil ribera del Nilo.

La revuelta libia destronó al excéntrico Muamar Gadafi después de 42 años dirigiendo un territorio de arena y petróleo. Igualmente las facciones militares reprimieron a la población y hoy Libia está considerada como un caos de mafias explotadoras de refugiados y huidos de la hambruna centroafricana. Las protestas en Yemen duraron más de un año, el dictador Ali Abdullah Saleh fue destituido pero el país es ahora un campo de guerra entre facciones apoyadas por Arabia o Irán. Las plazas de estos dos últimos fueron acalladas rápidamente. En Jordania fue destituido el jefe del Gobierno, en Marruecos el rey Mohamed VI acalló las voces prometiendo algunos cambios en la constitución. En otros estados de religión musulmana hubo también revuelos menores y tan solo Emiratos Árabes Unidos y Catar se libraron de grandes manifestaciones.

El caso de Siria es punto y aparte. El gobernante Bashar al-Ásad, que había heredado la jefatura de su padre Háfez al-Ásad, reprimió violentamente las manifestaciones. Y cuando vio que el conflicto le superaba ordenó bombardear y el lanzamiento de misiles sobre las ciudades en las que dominaban los rebeldes. El llamado Ejército Libre de Siria, formado por un conglomerado de grupos y facciones, ocupó varias de las más pobladas ciudades del país y en esa guerra civil se produjeron enfrentamientos brutales. El conflicto se internacionalizó, con intervenciones más o menos directas de Rusia, Estados Unidos y algunos países de Europa y Asia. La disputa entre ambos bandos se enquistó y las sucesivas negociaciones nunca fructificaron. La guerra, cuando están a punto de cumplirse diez años de su inicio, continúa. Un viejo proverbio dice: “La paz es cuando los hombre solo tienen miedo a las serpientes”.

Publicado el miércoles 30 de diciembre de 2020 en LA NUEVA ESPAÑA y diarios de Prensa Ibérica

https://www.lne.es/opinion/2020/12/30/primavera-florecio-26867190.html

Volver al llar

Dos tardes de invierno confinados en casa separadas por varias décadas y un virus

Ramona y Lupe estaban adormiladas junto a las trébedes. Fermín, con una colilla en los labios, fumaba frente a la ventana. No veía nada. Era una tarde de domingo. De domingo de invierno. Llovía suave, poco más que orbayu, pero la niebla tapaba la misma visión de las nubes. Apenas había luz fuera y dentro aún quedaban los rescoldos de la lumbre con la que habían hervido la achicoria para hacer “el café”. Solo se oía, de vez en cuando, el ladrido del perro, el “Trébol”, o el mugido de “Valdana”, la vaca tudanca, inquieta al acercarse la hora de mecerla. Las gallinas, el gallo, los miruellos y los gorriones ya dormirían ante la oscuridad que empezaba a cubrir el barrio. El gato, agachado en el alféizar del ventanal, abrió los ojos, se lamió una pata y, cerrando los ojos otra vez, se volvió a sumir en su cotidiano letargo vespertino. Así transcurría la tarde de domingo, de cada domingo de invierno.

¡Algo parecido a lo que ocurría el domingo pasado en Lodo, la aldea que ahora tiene unos cien habitantes más que hace setenta años! Es invierno, orbaya, la niebla baja del monte y casi ya no hay luz. Solamente una lámpara de mesa ilumina la estancia. Covadonga y Vanessa dormitan en el sofá. Una, ojeando una revista pasada, y la otra, mirando el smartphone sin pestañear. Santiago mira al infinito delante de la ventana. Apenas se oye nada, pasar las hojas de la revista, el sonido de un wasap. Quizás el ruido del llavero que el hombre mueve dentro del bolsillo del pantalón. Ni el gato se despierta, la vaca muge, el perro ladra, las gallinas cloquean. No están. Nada, ni pasan pájaros, ni coches, patinetes o motocicletas. El televisor está apagado, la radio también, no se oye un alma. No se mueve prácticamente nadie. Está cerrado el mundo.

Dos jornadas separadas por unas cuantas décadas, con grandes diferencias tecnológicas, unos abismales avances en todos los terrenos y en todos los sentidos. Pero dos jornadas casi semejantes. Confinados por un miserable virus, microscópico y prácticamente invisible, que si lo dejas caer se mata pero que “nos trae por la calle de la amargura”. No puedes salir, no apetece hacer nada. No enciendes la televisión porque casi únicamente habla del maldito bicho. Como no hay partidos, ocurre lo mismo con la radio. Por el teléfono solo te llegan wasaps de memes u ocurrencias sobre la epidemia. Y solo es el primer día del encierro. Apenas hay unos cuantos inconformes con lo que ocurre. Desaprensivos o rebeldes, según versiones.

Hemos vuelto al aburrido llar. Algunos han recurrido a la literatura o al cine para recordar la situación como relatada ya, hace siglos, en nuestras latitudes. Cómo no, de la Italia que nos precede en el problema. Hablan de Giovanni Boccaccio y su “Decamerón”, allá por 1348, y el encierro de unos jóvenes en “Villa Palmieri”, en la colina florentina de Fiesole. Pero en estos días nuestros falta hasta el erotismo de aquellos medievales cuentos.

Publicado el martes 17 de marzo de 2020 en LA NUEVA ESPAÑA

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/opinion/2020/03/17/volver-llar/2613239.html

El turno de los psicólogos (recopilado 2020)

Ante el miedo a la peligrosa pandemia sanitaria ocasionada por el coronavirus

Los servicios sanitarios, médica/os, enfermero/as, fisioterapeutas, hace semanas que trabajan para librarnos del virus coronado, paliarnos sus efectos, enseñarnos a prevenirnos de su infección. Llega el turno de los psicólogos y hasta de los psiquiatras. La epidemia de miedo está consiguiendo atemorizar a toda la población a niveles, según algunas fuentes, globales.

A pesar de las recomendaciones de los expertos en epidemias, como Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, señalando que la situación es grave pero está controlada, el miedo se expande más que la enfermedad. Que gran parte de los informativos, sobre todo de televisión, abran con el nuevo número de fallecidos y el aumento de las personas contagiadas, contribuye a ello. Sobre todo cuando en los titulares y primeras frases de la información solamente se mencionan los nuevos enfermos y no se cuentan los recuperados, los que han superado la crisis gripal y ya se encuentran bien.

El avance de la enfermedad sigue un camino que va de menos a más, prácticamente como toda epidemia -epidemias las hay todos los años, por ejemplo de la gripe-, pero el constante inicio de todo informativo con el nuevo número de infectados induce al oyente a pensar más que en una pandemia en una plaga. Se han llegado a mencionar en alguna tertulia a las bíblicas plagas de Egipto. Y se menta cada vez más al miedo lo que lleva a mucha gente al pánico. En algunas web se expone un mapa activo que va señalando minuto a minuto los casos de infectados, fallecidos y recuperados. Y si hace un mes los enfermos eran cuarenta mil y los recuperados tres mil, con un aumento exponencial en los infectados, en los primeros días de marzo el progreso exponencial se había trasladado a los recuperados y de los 113.000 enfermos ya se habían recuperado 62.000, lo que representa más de la mitad de lo infectados.

Además, en la mayor parte de los titulares no se señalan las patologías previas que sufrían los fallecidos y en estado grave. Para colmo, la política ha entrado en el caso y distorsiona más la confusión que existe entre la población, las iniciativas tomadas por los partidos se enfrentan a las decisiones de los dirigentes sanitarios (cierre temporal de centros educativos, suspensión de viajes, aplazamiento de congresos y vacaciones del IMSERSO para los pensionistas y jubilados). Entre tanto, un diputado de ultraderecha, sin hacer caso a las recomendaciones de las autoridades sanitarias, ha dado positivo en coronavirus, mientras en otras formaciones se quejaban de la escasa información dada por un gobierno que comparece ante los medios cada hora.

También otras voces y plumas han tachado de desinformativa la acción gubernamental y de tomar medidas con retraso. Estas manifestaciones, así como las disculpas dadas por los políticos afectados por la epidemia, han propiciado el pánico en algunas de las zonas señaladas por su aumento de los casos de infectados. Por el momento no se ha producido desabastecimiento pero los estantes de muchos de las grandes superficies y supermercados se quedaron vacíos entre la tarde del martes y el mediodía del miércoles en Madrid capital y en los pueblos mencionados como focos de contaminación.

“Ni coronavirus ni leches, la España viva es imparable”, manifestaba uno de los asistentes al mitin celebrado el domingo en el que un diputado, desoyendo las recomendaciones sanitarias, ha dado positivo. Poco después, los establecimientos se llenaron de acopiadores. El miedo es irracional, cunde el pánico, la gente se alarma y se desbordan los acontecimientos. “El miedo es un microscopio que todo lo agranda”, decía una viñeta publicada por El Roto. Es el turno de los psicólogos.

Publicado el miércoles 11 de marzo de 2020 en LA NUEVA ESPAÑA y varios diarios de la EPI

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/opinion/2020/03/11/turno-psicologos/2610716.html

Una esperanza sobre el clima (recopilado 2019)

La Cumbre de Madrid y la necesidad de impulsar nuevas actuaciones contra la contaminación y el peligroso cambio climático (Recopilación diciembre)
Una esperanza sobre el climaLa Cumbre del Clima (COP25, 25ª Conference of the Parties) que se celebra en Madrid recibía días pasados una buena nueva. Los efectos de Madrid Central, esas medidas para combatir la grave contaminación que sufre la capital -implantadas por el Gobierno municipal que presidía Manuela Carmena y que la actual Corporación dirigida por José Luis Martínez-Almeida trata de “descafeinar”- se empiezan a contabilizar al año de su aprobación. En la zona acotada en un comienzo en la que se restringe la circulación de vehículos que despiden partículas y gases nocivos para la salud la contaminación ha disminuido un 20%, efecto que se va extendiendo a zonas aledañas de la ciudad y que rebaja los efectos perniciosos a toda la población, según fuentes municipales recogidas por Ecologistas en Acción.

Estos datos quizá aminoren la errática trayectoria de esta gran conferencia auspiciada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) que inicialmente iba a ser organizada por Brasil, que renunció a celebrarla tras el triunfo del ultraderechista Jair Bolsonaro. Se hizo cargo entonces de su organización Chile, que llevaba meses preparando toda la parafernalia para su celebración pero que optó por renunciar a la misma a raíz de los disturbios que tienen lugar en el país desde hace unas cuantas semanas. Se ofreció entonces el Gobierno español a oficiarla en Madrid cuando su Ayuntamiento se encontraba en plena discusión sobre las medidas anticontaminantes que regían en el municipio y que enfrentaban no solamente a los gobernantes con la oposición sino también dentro del equipo administrador con la formación que lo sostiene. El mismo alcalde llegó a manifestar públicamente que no cree en el cambio climático.

El hecho de que no se haya formado aún Gobierno tras las últimas elecciones no ha impedido que se preparase con urgencia toda la parafernalia para celebrarla con el apoyo del Ministerio de Transición Ecológica con su titular, Teresa Ribera, en funciones. Ni que hayamos tenido en los meses previos uno de los periodos de mayor sequía de la década, remediado ahora gracias a las persistentes lluvias de los últimos días. Tampoco que las ventas de automóviles grandes y todoterreno, los que más contaminan, van aumentando hasta llegar a un 20% más en este ejercicio.

Mientras tanto, otras buenas nuevas: que el Parlamento Europeo haya declarado la “emergencia climática”, una moción simbólica en la que insta a los políticos continentales a esforzarse en aplicar medidas que frenen el calentamiento global; que a los asistentes a la inauguración de la cumbre se les obsequiara con un menú especial también simbólico contra el cambio climático elaborado por los hermanos Roca, propietarios de unos de los restaurantes más galardonados con estrellas Michelín; que el menú constara de cinco bocados en los que los famosos chefs escenificaron la lucha contra la contaminación del agua, contra las especies invasoras, las plantas invasoras, la hambruna y el desperdicio de alimentos y el exceso de consumo de carnes, con un postre a favor del comercio justo.

Es de esperar que, con motivo de esta conferencia mundial para debatir medidas que reduzcan los aceleradores del deterioro climático del Planeta, el consistorio madrileño restituya la frecuencia de circulación de autobuses -aumentada recientemente al doble de lo habitual en los últimos años, según manifestaron trabajadores de la empresa municipal de transportes de la ciudad- para evitar el consecuente aumento del uso del vehículo privado; que los regidores municipales hagan caso de los llamamientos de ecologistas y científicos para extender las medidas de Madrid Central a muchos más distritos de la población; que la “apropiación” de un título que la ciudad no tiene, realizada por los regidores y contemplada en un bando del alcalde con motivo de la cumbre COP25, se haga efectiva ya que considera -según una pancarta instalada en la emblemática Puerta de Alcalá- “Madrid Green Capital”.

Publicado el sábado 7 de diciembre de 2019 en LA NUEVA ESPAÑA y diarios de la EPI

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/opinion/2019/12/07/esperanza-clima/2568418.html

 

Bolivia, en medio del volcán (recopilado 2019)

El país andino, centro de la cadena de explosiones sociales que convulsionaron algunos países de Latinoamérica (Recoplilación noviembre)

El Tribunal Constitucional permitió repetir candidaturas y el Tribunal Supremo Electoral le habilitó como candidato. No me refiero aquí a la situación política española como podría parecer. Menciono datos publicados por la prensa internacional respecto a Bolivia, el expresidente Evo Morales y el origen del golpe de Estado que se ha llevado a cabo en el país andino. Sin embargo y a pesar de estas significativas decisiones de las máximas instituciones jurídicas bolivianas siguen publicándose informaciones ambiguas y tenues sobre los sucesos en ese Estado andino. Se alude en muchas de ellas a la actuación de las fuerzas armadas y a los movimientos ultraconservadores de Bolivia “como un legítimo movimiento de reparación de la normalidad constitucional alterada por Evo Morales”, como recordaba en días pasados el veterano maestro del periodismo José Manuel Ponte.

Los acontecimientos que se desarrollan en la capital La Paz y sus aledaños cada jornada van demostrando que la asonada militar, apoyada por los partidos o movimientos opositores, reprime con más contundencia las demostraciones de apoyo a quien consiguió la mayoría absoluta en los comicios anteriores, quien en los últimos lustros logró desterrar en un cincuenta por ciento la miseria en que se encontraba la población, especialmente la indígena, como demuestran los datos enumerados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Al menos están en la línea en que nuestro reglamento jurídico define la Academia como golpe de Estado: “Actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes” o, más concretamente, “destitución repentina y sustitución, por la fuerza u otros medios inconstitucionales, de quien ostenta el poder político”. Si el presidente Morales dejó el poder ante la amenaza ¿pacífica? de las fuerzas armadas para evitar la violencia, el desarrollo de los acontecimientos va demostrando que cada día es más violenta la represión mientras la alarma se extiende ante la impunidad de los encargados del orden público. La autoproclamada presidenta provisional, Jeanine Áñez, que se aupó al poder sin el apoyo de la mayoría del Parlamento nacional, ha firmado un decreto que exime de responsabilidad penal a los militares que reprimen las manifestaciones. La nueva mandataria dice que ese decreto no significa una “licencia para matar” pero la decisión ha alarmado a los organismos internacionales. El simple llamamiento de Morales, desde México, a sitiar la ciudad de La Paz, ha sido considerado por los nuevos mandatarios como “sedición y terrorismo”.

Mientras tanto, el proyecto de ley para convocar nuevas elecciones fue aprobado tanto por el mayoritario Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales, como por los partidarios de la interina presidente Jeanine Áñez, con el fin de devolver a Bolivia a la senda democrática, pero sin fecha para celebrar los comicios. A la vez, si el general Williams Kaliman “sugirió” a Morales que dimitiera, otros líderes opositores, como Fernando Camacho, circulan por el país con una Biblia y una pistola y al grito de “fuera satán”.

Y como señalaba un artículo publicado en “The New York Times”, los acontecimientos indican que en el caso boliviano “el estamento militar todavía cree tener potestades superiores al dictado constitucional”. Entretanto, diversos medios mexicanos señalan evidencias concretas de intervención norteamericana -además de que el mismo presidente Donald Trump le ofreció un avión para salir del país, manifestó Morales- y recordaban muy desdichados tiempos pasados. Tampoco hay que olvidar que varios sanguinarios dirigentes huidos de Alemania tras la derrota nazi se reunieron, conspiraron y permanecieron años en Bolivia, como recordaba José Manuel Ponte. Y el país se encuentra en medio del volcán que erupciona en el sur del continente americano.

Publicado el domingo 24 de noviembre de 2019 en LA NUEVA ESPAÑA y diarios de la EPI en la sección de Internacional

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/internacional/2019/11/24/bolivia-medio-volcan/2562449.html

No hay jerigonza española (recopilado 2019)

Las dificultades existentes para llegar a un acuerdo de investidura de un presidente en el nuevo Parlamento español (Recopilación Agosto)
No hay jerigonza española

 “No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes?” (Capítulo XI de “El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”). Jerigonza, que la Real Academia Española considera lenguaje especial de algunos gremios, complicado y difícil de comprender. Los cabreros no entendían lo que hablaban don Quijote y Sancho. Tampoco parece que entiendan los políticos españoles la “geringonça” portuguesa, apelativo con el que los conservadores bautizaron entre bromas los pequeños acuerdos a los que llegó el socialista Antonio Costa y con los que la izquierda gobierna en Portugal. Un acuerdo que ha superado una legislatura con un gabinete minoritario, sin coalición, y con sólo unos puntos coincidentes en los programas electorales de cuatro formaciones políticas. Una izquierda que no ganó pero consolidó un pacto que desalojó a un gobierno de la derecha minoritario.

Los políticos portugueses han considerado prioritario gobernar antes de repartirse carteras, orgullos y personalismos. Dieron el Gobierno al más votado de los partidos de la izquierda mientras los otros tres vigilan desde el Parlamento (Asamblea Nacional) el mínimo acuerdo al que han llegado, con unos escasos puntos coincidentes.

Según las informaciones que recibimos los votantes españoles, tras cuatro meses después de conocerse los resultados surgidos de las urnas, en nuestro país parece que ni se cruzan los programas para conocer las coincidencias y componer un acuerdo de mínimos. Si la derecha alcanza pactos parciales y apoyos puntuales para salvar votaciones que permitan gabinetes “de perdedores”, la izquierda ni siquiera llega a eso.

Cuentan las crónicas lusas que, ante la situación de que ninguna formación política conseguía una notable superioridad sobre las otras, ante la formación de un acuerdo minoritario de los partidos de derecha que llegó a formar gobierno, el actual primer ministro, el socialista Antonio Costa, se presentó en la sede del rígido Partido Comunista y se encerró con Jerónimo de Sousa, su líder, hasta que conformaron unos puntos en común. Al frágil acuerdo se sumaron las otras formaciones progresistas, Bloco de Esquerda y Los Verdes, y derrocaron parlamentariamente al recién formado gabinete conservador. No hubo firmas conjuntas, poses fotográficos ni otras gesticulaciones grandilocuentes.

Los escasos puntos de los débiles acuerdos consiguen, para algunos observadores y politólogos, un desarrollo más democrático de la gobernabilidad puesto que para cada decisión han de negociar entre quienes sostienen al Gobierno minoritario, cada decisión ha de ser consensuada. Y si en Portugal apuntan que en la izquierda temían la época de las visitas de la troika comunitaria durante el rescate de la crisis, analistas españoles señalan las disposiciones que van tomando en las comunidades autónomas los nuevos gobiernos de la derecha, apoyadas en casi todas por los votos de la ultraderecha, para augurar finalmente un pacto en la izquierda para conformar el Gobierno nacional.

El panorama insinúa nuevas elecciones aunque los optimistas miran hacia Lisboa y creen posible una “geringonça” española. Si Europa admira ahora el “milagro” portugués es, según el secretario de estado de Asuntos Parlamentarios, por la “capacidad de los partidos para mantener las diferencias entre sí, pero con entendimiento en materias esenciales”. Asuntos sociales, lucha contra las desigualdades, sanidad, educación, servicios públicos, parecen puntos suficientes para lo que los conservadores lusos tildaron irónicamente de “geringonça” pero que lleva años gobernando en Portugal. Puede que sea importante llegar a grandes acuerdos programáticos pero quizá se pueda empezar con tres o cuatro pequeños pactos a la portuguesa. Paso a paso se avanza lentamente pero se avanza.

Publicado el jueves 29 de agosto de 2019 en LA NUEVA ESPAÑA y La Opinión A Coruña

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/opinion/2019/08/29/hay-jerigonza-espanola/2521633.html

Venezuela, posible solución lenta

Las distintas facciones del Ejército como dificultad para desplazar a Maduro
Venezuela, posible solución lentaLa solución para resolver el problema de Venezuela parece más complicada de lo que se vería a simple vista. No está en separar a Maduro del Ejército sino de los Ejércitos. Porque en este rico país las fuerzas armadas no son un único cuerpo, una unidad sino que al menos las forman cuatro grupos. Según publicaba días pasados en las páginas de “The New York Times” un reconocido experto, Javier Corrales, doctorado en Ciencia Política por Harvard y profesor de esta materia en el Amherst College, para lograr una salida al conflicto venezolano es necesario tener en cuenta esta situación militar.

En el país existe una clase militar tradicional dominante compuesta por soldados profesionales de carrera. También hay una facción de militares que trabajan con funcionarios de inteligencia y un grupo de soldados cubanos especializados en acabar con la disidencia, indica Corrales. Además está un generalato de burócratas afín a Maduro porque les ha proporcionado buenos empleos en empresas estatales y militares con intereses económicos que están amasando una fortuna con el comercio ilícito o el tráfico de drogas. Por último, señala el profesor, el mandatario venezolano tiene a su cargo directo agentes dedicados a la represión. Es decir, no son unas fuerzas armadas únicas sino facciones con intereses particulares y no dependientes, en la práctica, de un mando o una cúpula unitaria.

Dado este conglomerado diverso, puede que los temores a que los Estados Unidos intervengan desde el exterior para “defender” sus intereses -un tercio del petróleo de Venezuela está comprometido con los estadounidenses- no tengan factibilidad. Expertos europeos apuntan en este sentido el de la impulsiva verborrea de Donald Trump como la posibilidad de una intervención para salvaguardar ese importante suministro petrolero. El profesor de la selecta universidad de Amherst, en Massachusetts, sugiere sin embargo que Juan Guaidó, que ha conseguido la adhesión de algunos jefes militares, tendrá que negociar con los diversos grupos que conforman las fuerzas armadas, estipular compensaciones a sus distintos intereses y establecer algunas garantías de perdón o amnistía, al menos para algunos, para lograr controlar la situación y desalojar a Maduro. Lo que presumiblemente llevará tiempo.

Publicado el lunes 11 de marzo de 2018 en LA NUEVA ESPAÑA

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/opinion/2019/03/11/venezuela-posible-solucion-lenta/2439338.html

Doce días de hace 40 años inútiles

Los incumplidos acuerdos firmados en 1978 entre Israel y Egipto en Camp David

Los Acuerdos de Camp David fueron la mayor aproximación a la paz en Oriente Medio en los últimos setenta años. El presidente estadounidense Jimmy Carter consiguió llevar a la residencia de descanso presidencial a dos teóricamente irreconciliables enemigos y logró ser intermediario de una negociación que hizo posible un momento de paz entre Israel y algunos de sus vecinos. Durante doce días de septiembre de 1978 negociaron a través suyo el presidente de Egipto, Anwar el-Sadat ,y Menajen Begin, primer ministro de Israel. Han pasado 40 años de retroceso.

Carter, a iniciativa del mandatario egipcio, acogió a ambos dirigentes con la condición de que hiciese de mediador y no negociasen cara a cara. Sadat no quería aparecer públicamente junto a Begin ya que no contaba con el visto bueno de otros mandatarios árabes. Las conversaciones tuvieron lugar en el primitivo campamento para recreo de familiares de agentes gubernamentales y hoy retiro vacacional de los presidentes, a un centenar de kilómetros de la Casa Blanca.

El entonces presidente de Estados Unidos -galardonado luego con el Nobel de la Paz por sus numerosas intermediaciones en contenciosos en todo el planeta (Corea, Oriente Medio, África, Latinoamérica)-, tras ganar las elecciones en 1976, inició una serie de contactos con dirigentes de Egipto, Jordania, Siria e Israel, además de representantes palestinos, para fortalecer las negociaciones que desde unos tres años antes se desarrollaban en Ginebra y que intentaban acabar con el conflicto de la zona, con dos guerras (Seis días y Yom Kipur) en poco más de cinco años. En septiembre de 1978 reunió a los dirigentes israelí y egipcio y tras doce días de reuniones secretas consiguió la firma de un pacto entre ambos, aunque puso en contra al resto del mundo árabe, incluidos los palestinos.

Por el acuerdo Israel abandonaría los territorios ocupados del Sinaí, desmantelaría las colonias establecidas allí y devolvía la soberanía a Egipto, que reconocería la existencia del Estado de Israel. También se restableció el paso de barcos por el Canal de Suez y se establecía un calendario y algunas competencias para negociar un régimen autónomo para Cisjordania y Gaza. El pacto de paz se firmó a los seis meses. Claro que en la práctica ha servido de poco. En 1982 Israel invadía Líbano para intentar aniquilar a la principal organización palestina, ocupación que duraría dieciocho años; cinco años más tarde los palestinos organizaban la primera Intifada; en 1991, meses después de la primera Guerra del Golfo y a iniciativa del Gobierno español, se celebró la Conferencia de Madrid donde se logró el principio de “paz por territorios”, que avalaron EE. UU. y Rusia; dos años más tarde llegan los Acuerdos de Oslo y el primer ministro israelí Isaac Rabin y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yaser Arafat, firman en Washington la Declaración de Principios que otorgaba autonomía a territorios de Gaza y Jericó.

Hasta el 2000 Israel siguió ocupando Líbano, año en que comienza la segunda Intifada mientras las hostilidades no cesan ya que, en nuevas conversaciones en Camp David, ahora con la mediación del presidente Bill Clinton, los dirigentes de Israel y Palestina no consiguen acordar el establecimiento del Estado Palestino. En todo este tiempo mueren los sucesivos dirigentes postulantes de subscribir la paz entre israelíes y palestinos (Rabin asesinado por un ultraderechista judío y Arafat enfermo en París), han cambiado los mandatarios de todos los países y organizaciones mediadores y la situación ha empeorado: en Israel, que incumple todas las resoluciones de las Naciones Unidas, gobierna hoy una coalición de partidos contrarios a la implantación de dos estados y mantiene un consentido, inhumano y férreo apartheid en los territorios palestinos.

Publicado el jueves 15 de noviembre de 2018 en LA NUEVA ESPAÑA

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/opinion/2018/11/15/doce-dias-40-anos-inutiles/2380496.html

Curso del 67

Se cumple medio siglo de un año bastante convulso en  Europa y América
La verborrea de Manuel Fraga conspiró en su contra aquel curso. En una cena que presidía el entonces titular de Información y Turismo como patrocinador/colaborador de una estancia de estudiantes de periodismo, la Residencia Azorín, al ministro se le “escapó” la inminente cesión de Ifni a Marruecos. Pero la noticia, una exclusiva, no era publicable. Después de una década de acoso marroquí al minúsculo territorio al sur de Agadir, el 30 de junio de 1969 el gobierno franquista entregaba al rey Hassan II el pequeño enclave tras firmar el Tratado de Retroceso. Y aquellos residentes no pudimos publicar el desliz fraguista, a pesar de que Ifni era el último reducto colonial español, tras la independencia de Guinea, Fernando Poo y Río Muni el 12 de octubre de 1968, comienzo del curso siguiente. La censura lo impedía.

A pesar de este importante obstáculo, el Curso del 67, digamos entre los veranos de 1967 y 1968, comenzaba con el nacimiento de dos periódicos. El 8 de septiembre salían a la calle en Madrid tanto “Nuevo Diario” como “Diario SP”, el primero en España que llevaba color en sus páginas. Eran unos intentos “aperturistas” de las alas liberales de gentes del Opus Dei y los neofalangistas. Experimentos poco duraderos en un mercado controlado por una prensa vigilada por la dictadura. Siete diarios, tres matutinos (“Abc”, “Ya”, “Arriba”) y cuatro vespertinos (“Madrid”, “Informaciones”, “Pueblo”, “El Alcázar”), que ocupaban todo el arco ideológico permitido.

Si hoy se teme un curso entrante repleto emocional e informativamente, especialmente por la caótica situación catalana cuando se cumplen 40 años de la restauración de la Generalitat, el transcurrido hace cincuenta años estuvo repleto de graves acontecimientos. Comenzó con la polémica muerte de Ernesto Che Guevara, abatido tras ser capturado como guerrillero en Bolivia, y finalizó, digamos, con la invasión de Checoslovaquia por las tropas soviéticas. En ese corto periodo fueron asesinados Martin Luther King y Robert F. Kennedy; ETA comete el primero de sus más de ochocientos asesinatos, el del guardia civil José Pardines; en la aldea vietnamita de My Lai tropas de asalto estadounidenses violaron y asesinaron a mujeres, ancianos y niños hasta acabar con sus 500 habitantes; el cirujano surafricano Christian Barnard realiza los primeros trasplantes de corazón; Estados Unidos realiza una docena de pruebas nucleares; descubren en la Biblioteca Nacional, en Madrid, 700 dibujos y manuscritos de Leonardo da Vinci…

Pero quizá sea más recordado el curso por acontecimientos políticos más populares. Por una parte, se gestaron la llamada Primavera de Praga y el Mayo francés. Por otra, fue un periodo musical muy fructífero. Si 1968 fue declarado por Naciones Unidas como el Año Internacional de los Derechos Humanos, el curso 67-68 terminó prácticamente con la Matanza de Tlateloico, en la ciudad de México D.F., en cuya plaza de las Tres Culturas fueron acribillados a balazos cerca de 300 personas entre estudiantes, profesores, obreros, amas de casa, profesionales que participaban en una manifestación que pedía democracia real y menos corrupción. La Primavera de Praga, que intentaba suavizar el régimen estalinista en Checoslovaquia, terminó aplastada por los tanques del Ejército Rojo y el Mayo francés, el mayor movimiento estudiantil y obrero, paralizó el país y debilitó la presidencia de Charles De Gaulle quien dimitió meses después.

Musicalmente durante el Curso del 67 nacieron un buen número de grupos (The Bee Gees, The Doors, Pink Floyd, Génesis…) mientras The Beatles y The Rolling Stones cerraron un año de triunfos con sendos álbumes el 8 de diciembre. ¿Nos espera un curso similar en su cincuentenario?

Publicado el martes 3 de octubre de 2017 en LA NUEVA ESPAÑA

http://suscriptor.lne.es/opinion/2017/10/03/curso-67/2172360.html