Del pensamiento natural al artificial

Entre las bromas de Buffett a los temores de Hinton

FERNANDO GRANDA

“Me has adivinado el pensamiento”, dice una cuando dos personas coinciden en una idea. Frase antigua. “Me has descubierto el pensamiento” se podrá decir ahora, cambiando el verbo adivinar por el de descubrir. Ya se ha hecho público que con la Inteligencia Artificial (IA) una “máquina” puede conocer lo que piensas. Por lo que podemos empezar a imaginar qué campo se abre para la economía, la política, la publicidad, el arte, la ética, la medicina, la música, el periodismo, para… ¡todo!  El hallazgo pudiera ser el primer paso para que nuestra “libertad se viera comprometida”, según recientes declaraciones de David Rodríguez-Arias, profesor de Bioética en la Universidad de Granada.

La revista científica “Nature Neuroscience” señala que en las pruebas realizadas no se dio una transcripción literal de un pensamiento pero si se captó el sentido de lo pensado al utilizar una herramienta de inteligencia artificial a la que llamaron “descodificador semántico”, que fue capaz de hacer una descripción de la historia que pensó el voluntario sometido a la prueba. El experimento, realizado en Austin, en la Universidad de Texas, compromete la defensa de nuestra libertad que la mente guarda de nuestra intimidad, de unos pensamientos que pueden ser “limpios” o “inconfesables”, a voluntad. También abre la posibilidad de que se expresen verbalmente quienes, por diversas razones, no pueden hablar.

El doctorando de la universidad tejana Jerry Tang y el profesor Alexander Huth, del mismo centro, en sus estudios sobre Neurociencia Computacional limitan su aplicación práctica a cuestiones puramente médicas y señalan que “nos tomamos muy en serio las preocupaciones de que podría usarse con malas intenciones y hemos trabajado para evitarlo. Queremos asegurarnos de que la gente solo usa este tipo de tecnologías cuando quieren”. Pero el resultado de la prueba parece demostrar que esa limitación será imposible de mantener y abre todo un campo para la explotación ética, económica, política, para usos publicitarios y otros diversos campos de la existencia humana. Ya no se trata de la realización de redacciones, dibujos, modificación de fotografías, composición de bulos, etcétera. Y fuentes científicas hablan de que lo que se ha publicado hasta el momento es solamente la punta del iceberg de lo descubierto y comprobado hasta ahora. Ya se anuncian másteres en España para iniciarse en AI.

Otras fuentes insisten en que el descubrimiento del pensamiento por la inteligencia artificial solamente trabaja en personas que voluntariamente están dispuestas a que el descodificador semántico les lea su mente y han sido entrenadas conscientemente para ello. Al tiempo que señalan que el proceso necesita un conjunto de “aparatos” técnicos difíciles de reunir en la mayoría de las circunstancias vitales para realizar una prueba de este tipo aunque parece que ya existen escáneres portátiles para prestar esa función fuera de cualquier centro de laboratorio científico.

El caso es que una encuesta realizada por IBM, según un informe presentado hace días por la Fundación Telefónica, señala que un 60% de las empresas que desarrollan modelos de Inteligencia Artificial no están seguras de poder explicar las decisiones que toma dicha AI. Lo que da pie a pensar en la inseguridad que nos llega.

Imagínense que una persona que se cruza con nosotros tiene la intención de atacarnos, piensa en robarnos, acosarnos de alguna forma (física, sexual, verbalmente…); que un establecimiento pueda “animarnos” a comprar un producto del que dudamos, etc. Se abre un campo espléndido para la política, la economía, también para la ciencia pero, igual y lamentablemente, un probable peligro para la ética.

Los temores no son infundados. Mientras el acaudalado Warren Buffett, una de las personas más ricas del mundo señala que la AI nunca sabrá contar un chiste, el científico Geoffrey Hinton, premio Turing -el “Nobel” de la ingeniería-, galardonado con el Princesa de Asturias de Investigación Científica, dimite como vicepresidente de ingeniería de Google porque dice que espera que la gente se dé cuenta de que se trata de un problema muy grave y se debe descubrir, antes de que sea tarde, la forma de controlar la inteligencia artificial.

Publicado en LA NUEVA ESPAÑA el viernes 12 de mayo de 2023

https://kioscoprensaiberica.pressreader.com/la-nueva-espana-oriente-be/20230512

https://www.lne.es/opinion/2023/05/12/pensamiento-natural-artificial-87237888.html

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.